Personas menores de edad en entornos urbanos afectados por el desplazamiento

Casi 80 millones de personas fueron desplazadas en el mundo entero al finalizar el año 2019. Su cifra se ha duplicado en menos de una década y se ubica en niveles históricos. El 85% de las personas desplazadas son acogidas por los países en vía de desarrollo. De éstas, 26 millones son refugiado/as y el 77% se ha visto en situaciones prolongadas que duran más de cinco años (ACNUR, 2019). La duración media de dichas situaciones prolongadas está en aumento. Entre 1978 y 2014, más del 80% de todas las crisis tuvo una duración de más de diez años, y el 40% una duración de 20 años o más (Crawford et al., 2015). 

Las personas desplazadas viven cada vez más en zonas urbanas. La proporción estimada de la población de refugiados radicada en entornos urbanos se ubicó en 61% en el 2018 (ACNUR, 2019), mientras que dos tercios de las personas desplazadas internamente residían en ciudades en el 2019 (ACNUR, 2020). En las zonas urbanas, las personas desplazadas a menudo acaban viviendo en asentamientos informales periféricos, junto con la población urbana en situación de pobreza, la cual también vive la marginación social y económica. Los países en vías de desarrollo que acogen a poblaciones desplazadas suelen enfrentar desafíos a la hora de proporcionarle lo más básico a sus propios ciudadanos, lo cual puede conllevar a un aumento en las tensiones sociales con la llegada de los y las refugiados/as.

Los niños y niñas representan el 40% de las personas desplazadas a nivel mundial. En el caso de la crisis de refugiado/as sirio/as, casi el 45% de los refugiado/ 0 as sirio/as registrado/as en el Líbano, Jordania, Irak y Egipto eran menores de 14 años (ACNUR, 2017).

Cuando las y los menores y sus familias abandonan sus hogares, lo hacen en busca de seguridad. No obstante, el desplazamiento expone a las personas menores de edad y sus familias a una amplia variedad de situaciones de angustia y de peligro adicionales. Las secuelas del desplazamiento en la salud, la educación y la seguridad de los niños y niñas pueden llegar a ser graves. Las condiciones de vivienda en las que se hospedan los y las desplazado/as, que comúnmente se caracterizan por prácticas mínimas de higiene y condiciones insalubres, son perjudiciales para la salud de las niñas y los niños, pues aumentan el riesgo de enfermedades infecciosas. La pérdida de ingresos que suele acompañar al desplazamiento puede obligar a las familias a hacer que sus hijos/as trabajen en vez de ir a la escuela. La pobreza representa una carga importante para las personas en edad de infancia y sus familias, llevando a altos niveles de estrés y obligando a niños y niñas a sumarse al trabajo infantil y al matrimonio precoz.

Diagrama 4

Datos clave sobre el desplazamiento

Fuente ACNUR 2020 Tendencias globales: Desplazamiento forzado en 2019

Desafíos que comúnmente enfrentan los niños y niñas desplazados/as:

  • Inseguridad alimentaria
  • Exposición a la violencia
  • Falta de seguridad
  • Pobreza
  • Inasistencia escolar
  • Trabajo infantil
  • Exposición a peligros
  • Problemas de salud mental
  • Separación de familiares y amigo/as
  • Discriminación
  • Barreras de acceso a la atención médica
  • Ausencia de oportunidades para jugar
  • Malas condiciones de vivienda
  • Infraestructura y servicios hacinados e inadecuados

Las personas menores de edad desplazadas también pueden vivir la ruptura de sus familias y comunidades, y se ven agobiadas por desafíos, lo cual incluye cambios en su dinámica familiar. Las niñas y los niños pueden asumir el papel de proveedores/ as de la familia o convertirse en cuidadores/as de sus hermano/as menores o padres que se han visto afectado/as física o psicológicamente por sus vivencias. Los y las menores pueden experimentar eventos de angustia extrema antes, durante y después del desplazamiento forzado, los cuales pueden tener efectos duraderos. Dichos eventos pueden resultar en la discapacidad física y en el deterioro de la salud física, en pérdidas culturales y sociales, y en el sufrimiento psicológico, tales como el trastorno de estrés postraumático, la depresión y la ansiedad.

Las respuestas individuales por parte de los niños y niñas a los eventos traumáticos difieren en función de factores como el género, la edad, la personalidad, los orígenes culturales, los perfiles personales y familiares. La naturaleza de los eventos traumáticos a los que se exponen y la frecuencia y duración de su exposición también son factores importantes. La exposición de los niños y niñas a la violencia, el grado de exposición a las amenazas, la acumulación de experiencias adversas y la duración de su exposición aumentan la posibilidad de que los y las menores desarrollen problemas de salud mental.

Las y los menores desplazadas/os por la fuerza con frecuencia se exponen a riesgos adicionales, como convivir con cuidadores/as que también sufren de traumas o del estrés, tener una situación irregular en el país de acogida, ser discriminado/as, vivir en la pobreza, estar separado/as de su familia y de su comunidad, y una multiplicidad de traumas. La cercanía de cuidadores/as (incluidos los padres) en los que se puedan apoyar las personas en edad de infancia cuando suceden eventos aterradores puede mitigar significativamente los efectos de dichas experiencias en las personas menores de edad. Es por ello también que se recomienda involucrar a padres y cuidadores/as en los procesos de codiseño, pudiendo así brindar beneficios duraderos para el bienestar de los niños y niñas desplazados/as (El-Khani, Ulph, Peters y Calam, 2016).

Los y las menores, tanto de las comunidades de acogida como las de refugiado/as, pueden experimentar problemas de seguridad en su entorno. La afluencia de refugiado/as a sus zonas puede limitar la capacidad de los y las menores de las comunidades de acogida para jugar en áreas de juego o en patios, ya que estos espacios pueden verse hacinados o convertirse en espacios para hospedar a los refugiado/as. Tanto las personas menores de edad refugiadas como las de la comunidad de acogida pueden enfrentar obstáculos para asistir a la escuela. Los aumentos en el tránsito y en los costos de transporte, junto a una disminución de los ingresos, pueden afectar la asistencia escolar de los y las menores de la comunidad de acogida. Además, el consumo de alimentos, el acceso a la atención médica y los problemas de salud, el acceso a los espacios de juego y el tiempo para jugar pueden verse afectados negativamente tanto para las comunidades de refugiado/as como para las de acogida. Dado que la mayoría de los refugiado/as se asientan en países de ingresos bajos y medianos, la pobreza suele ser un factor que afecta no solo a los refugiado/as sino también a las comunidades de acogida.

Entre los factores más destacados que pueden proteger a los y las menores desplazado/as y ayudarles a superar experiencias de extrema angustia están las escuelas y guarderías de alta calidad y espacios seguros para jugar y aprender. Recobrar la rutina, el juego y el orden en la vida de los niños y niñas desplazado/as, así como el apoyo por parte de las familias y las comunidades, puede ayudar a las y los menores a recuperarse de experiencias difíciles. Una de las principales formas de reestablecer la rutina en la vida de los niños y niñas es reanudar su escolarización. No obstante, en el Líbano, más de la mitad de los niños y niñas provenientes de Siria no asistían a la escuela en 2018 (ACNUR, UNICEF y PMA 2018).

Las personas menores de edad son protagonistas y titulares de derechos, poderosas co-creadoras de conocimiento y expertas de sus propias vidas. La participación de niños y niñas proporciona a los investigadores y a los profesionales una comprensión única de las vivencias de los y las menores. Esto es cierto incluso en el caso de los y las menores más pequeños/as, cuyas voces pueden ser escuchadas cuando se utilizan los métodos adecuados.

Se puede encontrar una discusión más detallada sobre las personas menores de edad afectadas por el desplazamiento y cómo trabajar con éstas en los Informes temáticos de DeCID: Working With Children Affected by Displacement [Trabajar con niños y niñas afectados por el desplazamiento] y Children and Urban Displacement [Personas menores de edad y Desplazamiento urbano].

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